Fortinbras
2005-05-30 18:22:35 UTC
Educación / Federico Johansen
Abandono en la universidad
La alta deserción de los alumnos en el primer año de la universidad es
consecuencia de la vigencia del ingreso irrestricto a las casas de altos
estudios y de otras políticas equivocadas aplicadas en la escuela media.
Según un estudio elaborado por la Secretaría de Políticas Universitarias del
Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología, recogido por el diario La Voz
del Interior de Córdoba, unos 100.000 alumnos abandonan las universidades
nacionales en el primer año de estudios.
La primera pregunta que uno se hace, antes de ponerse a analizar causas es:
¿sería la misma la deserción si las universidades nacionales tuvieran
exámenes de ingreso? El tema no es menor. Probablemente habría muchísimas
menos deserciones ya que habría muchísimos menos ingresantes que, a su vez,
serían alumnos más capacitados y muchísimo más comprometidos con sus
respectivas carreras que aquellos que entran a la universidad como una
sencilla continuación de la escuela media, o que ingresan porque si no "mi
viejo me manda a laburar" (recordemos que la mayoría de los ingresantes a la
universidad corresponden a clase media).
En este sentido, el número de deserciones no parece ser enorme, sí lo sería
si se tratara de alumnos que tuvieron que rendir un examen de ingreso. Y,
visto desde la universidad, la pregunta es: ¿vale la pena el gasto para que
deserten en el primer año?
Haciendo grandes números, ¿cuántos profesores fueron contratados para esos
100.000 alumnos? ¿Unos 500? ¿O habrán sido 1.000? ¿Cuánto se gastó en
trámites administrativos de esos alumnos? ¿Cuántas aulas hicieron falta?
Pero no, la solución no va a ser poner exámenes de ingreso: la solución va a
ser darles más plata a las universidades para que inventen nuevas
tecnologías para retener a esos alumnos. ¡Cuánto más fácil sería, si quieren
mantener el ingreso irrestricto por razones ideológicas o políticas,
implementar un examen que deban aprobar todos los que egresan de la
educación media!
Vamos ahora a las causas: lo primero que se señala es la falta de
capacitación. Y yo me vuelvo a cuestionar: si la educación media "prepara"
para el trabajo y la universidad, pero los resultados muestran que aunque se
permita el ingreso irrestricto igualmente un elevado número fracasa (y
deserta), ¿no vamos a tomar ninguna medida sobre la enseñanza media? ¿Vamos
a seguir ridículamente pensando que el solo paso del tiempo va a arreglar
las cosas? ¿O también seguiremos insistiendo en que la debe "adaptarse" es
la universidad? Y en este sentido, ya que como fracasaban muchos en el
ingreso éste se hizo irrestricto, ahora que los alumnos desertan en primer
año, ¿no sería útil poner un segundo año irrestricto? Es decir, que empiece
a cursar las materias de segundo año aquel que transcurrió un año en la
universidad. (Perdón por la digresión, pero antes siempre escribía
universidad con mayúscula por respeto -pueden verlo en artículos
anteriores-, pero a partir de ahora lo haré con minúscula.)
También se dice que los alumnos no están preparados para la vida
universitaria, tan distinta de la escolar. Esto es cierto. Pero la realidad
es que en vez de "desordenar" la escuela para que se acostumbren un poco, lo
ideal es que la universidad tuviera un orden mayor al que tiene y el alumno
pudiera adaptarse sin demasiado costo. Eso de que el alumno cursa las
materias que le corresponden si tiene la suerte de ser "sorteado" o, en su
defecto, que deba rendirlas como "libre" no parece algo a lo que uno debe
"adaptarse", sino una de las muchas locuras producidas por decisiones
equivocadas de las universidades que deberían cambiar. Y es entendible si un
alumno deserta porque "no se adapta" a semejante ridiculez.
Creo que otra de las causas en que no se ha reparado mucho es la falta de
compromiso. Los jóvenes que acceden a la universidad han crecido en un mundo
"descartable", donde uno no se compromete con nada: con el juguete porque se
rompe, con el auto porque cambia las luces todos los años, o con lo que
fuera. Tampoco con una carrera universitaria.
Por último, nos guste o no nos guste, también existe el concepto de
"universidad guardería", es decir, aquellos chicos que se anotan en la
universidad porque no tienen otra cosa que hacer, o no consiguen trabajo. Y,
como consecuencia lógica, cuando empiezan a tener bajo rendimiento
abandonan. Pero esto también tiene su lógica.
Si vemos problemas en el primer año de la universidad, tratemos de
solucionarlos donde corresponde: en la escuela. Y no sigamos gastando
dinero, tiempo y esfuerzo por puras razones ideológicas. ©
www.economiaparatodos.com.ar
Federico Johansen es docente, director general del Colegio Los Robles Pilar
y profesor de Política Educativa en la Escuela de Ciencias Políticas y
Relaciones Internacionales de la UCA (Universidad Católica Argentina).
Abandono en la universidad
La alta deserción de los alumnos en el primer año de la universidad es
consecuencia de la vigencia del ingreso irrestricto a las casas de altos
estudios y de otras políticas equivocadas aplicadas en la escuela media.
Según un estudio elaborado por la Secretaría de Políticas Universitarias del
Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología, recogido por el diario La Voz
del Interior de Córdoba, unos 100.000 alumnos abandonan las universidades
nacionales en el primer año de estudios.
La primera pregunta que uno se hace, antes de ponerse a analizar causas es:
¿sería la misma la deserción si las universidades nacionales tuvieran
exámenes de ingreso? El tema no es menor. Probablemente habría muchísimas
menos deserciones ya que habría muchísimos menos ingresantes que, a su vez,
serían alumnos más capacitados y muchísimo más comprometidos con sus
respectivas carreras que aquellos que entran a la universidad como una
sencilla continuación de la escuela media, o que ingresan porque si no "mi
viejo me manda a laburar" (recordemos que la mayoría de los ingresantes a la
universidad corresponden a clase media).
En este sentido, el número de deserciones no parece ser enorme, sí lo sería
si se tratara de alumnos que tuvieron que rendir un examen de ingreso. Y,
visto desde la universidad, la pregunta es: ¿vale la pena el gasto para que
deserten en el primer año?
Haciendo grandes números, ¿cuántos profesores fueron contratados para esos
100.000 alumnos? ¿Unos 500? ¿O habrán sido 1.000? ¿Cuánto se gastó en
trámites administrativos de esos alumnos? ¿Cuántas aulas hicieron falta?
Pero no, la solución no va a ser poner exámenes de ingreso: la solución va a
ser darles más plata a las universidades para que inventen nuevas
tecnologías para retener a esos alumnos. ¡Cuánto más fácil sería, si quieren
mantener el ingreso irrestricto por razones ideológicas o políticas,
implementar un examen que deban aprobar todos los que egresan de la
educación media!
Vamos ahora a las causas: lo primero que se señala es la falta de
capacitación. Y yo me vuelvo a cuestionar: si la educación media "prepara"
para el trabajo y la universidad, pero los resultados muestran que aunque se
permita el ingreso irrestricto igualmente un elevado número fracasa (y
deserta), ¿no vamos a tomar ninguna medida sobre la enseñanza media? ¿Vamos
a seguir ridículamente pensando que el solo paso del tiempo va a arreglar
las cosas? ¿O también seguiremos insistiendo en que la debe "adaptarse" es
la universidad? Y en este sentido, ya que como fracasaban muchos en el
ingreso éste se hizo irrestricto, ahora que los alumnos desertan en primer
año, ¿no sería útil poner un segundo año irrestricto? Es decir, que empiece
a cursar las materias de segundo año aquel que transcurrió un año en la
universidad. (Perdón por la digresión, pero antes siempre escribía
universidad con mayúscula por respeto -pueden verlo en artículos
anteriores-, pero a partir de ahora lo haré con minúscula.)
También se dice que los alumnos no están preparados para la vida
universitaria, tan distinta de la escolar. Esto es cierto. Pero la realidad
es que en vez de "desordenar" la escuela para que se acostumbren un poco, lo
ideal es que la universidad tuviera un orden mayor al que tiene y el alumno
pudiera adaptarse sin demasiado costo. Eso de que el alumno cursa las
materias que le corresponden si tiene la suerte de ser "sorteado" o, en su
defecto, que deba rendirlas como "libre" no parece algo a lo que uno debe
"adaptarse", sino una de las muchas locuras producidas por decisiones
equivocadas de las universidades que deberían cambiar. Y es entendible si un
alumno deserta porque "no se adapta" a semejante ridiculez.
Creo que otra de las causas en que no se ha reparado mucho es la falta de
compromiso. Los jóvenes que acceden a la universidad han crecido en un mundo
"descartable", donde uno no se compromete con nada: con el juguete porque se
rompe, con el auto porque cambia las luces todos los años, o con lo que
fuera. Tampoco con una carrera universitaria.
Por último, nos guste o no nos guste, también existe el concepto de
"universidad guardería", es decir, aquellos chicos que se anotan en la
universidad porque no tienen otra cosa que hacer, o no consiguen trabajo. Y,
como consecuencia lógica, cuando empiezan a tener bajo rendimiento
abandonan. Pero esto también tiene su lógica.
Si vemos problemas en el primer año de la universidad, tratemos de
solucionarlos donde corresponde: en la escuela. Y no sigamos gastando
dinero, tiempo y esfuerzo por puras razones ideológicas. ©
www.economiaparatodos.com.ar
Federico Johansen es docente, director general del Colegio Los Robles Pilar
y profesor de Política Educativa en la Escuela de Ciencias Políticas y
Relaciones Internacionales de la UCA (Universidad Católica Argentina).