Carta abierta a Fidel Castro
Por María Elena Corral
Estimado Comandante Castro,
Me he tomado la libertad de escribirle esta pequeñísima nota. No
es mi intención importunarle, especialmente sabiendo de su estado de
salud. Sin embargo, es quizás por ello que me he permitido
escribirle.
Primeramente, quisiera desearle una pronta mejoría y alivio a su
malestar.
Por otro lado, quería, también, extenderle un afectuoso saludo desde
el Ecuador. Supongo que usted debe estar enterado ya de que el Ecuador
se inaugura con un gobierno de corte "socialista". De esta manera los
ecuatorianos, también, nos uniremos a la tendencia ideológica de
algunos países americanos.
Con todo respeto Comandante, veo con un poco de preocupación que
más países se vayan plegando a un socialismo iniciado por usted en
1959. Es innegable que usted, junto con la Revolución Cubana, le han
dado a Latinoamérica ánimo de lucha y de reivindicación; usted y
el resto de revolucionarios encarnan el sueño de una Latinoamérica
libre y soberana. Sin embargo, Comandante, al haber estado en Cuba,
no me queda muy claro los conceptos de soberanía ni de libertad que se
manejan en su país.
El valor más importante para la doctrina socialista es la igualdad,
sin duda alguna, pero la igualdad sin la libertad es inexistente, en mi
opinión. Para ello, el ejemplo de la caída ex Unión Soviética
y de todo el Bloque Comunista hace 15 años aproximadamente.
Los países de la famosa Cortina de Hierro, actualmente, son países
del Tercer Mundo luchando desesperadamente por entrar en un sistema
puramente capitalista y liberal, como lo es la Comunidad Económica
Europea y el Tratado Schengen. Gracias a experiencias desastrosas y
dolorosas, la izquierda europea y parte de la izquierda latinoamericana
han revisado minuciosamente los parámetros del socialismo ortodoxo y
han logrado convertir dogmatismos en políticas progresistas, verdades
absolutas en posiciones equilibradas al servicio de la gente.
¿Y, no es justamente para esto que sirve la política y el Estado,
Comandante? ¿Lo importante es servir a la gente y no hacer de ella
siervos? ¿La meta no era lograr que toda la población progrese en
lugar de que se engrandezca el Estado?
Con todo respeto Comandante Castro, pero 48 años han pasado ya y
todavía me quedan muchas contradicciones. Las cosas cambian, el
mundo cambia, los intereses ya no son los mismos. Tal vez sería una
falta de acierto de sus seguidores que le hacen un muy flaco favor
tratando de ponerse en sus botas- el querer, empecinadamente, aplicar
las políticas y las estrategias que ustedes aplicaron en los años 60
con poco éxito a largo plazo. Como decía, eran otras épocas,
había otras guerras. Hoy por hoy existen otras necesidades, son
urgentes otros pactos para salir del atolladero.
Usted lo ha mencionado, -siempre lo he escuchado con atención-
Latinoamérica urge de planteamientos y de proyectos regionales en
temas de comercio, de recursos naturales, de medio ambiente, de
trabajo. Pero, ¿bajo que parámetros Comandante? ¿Bajo los
lineamientos de sacrificar libertades fundamentales en pro de un
socialismo tan utópico que es imposible convertirlo en realidad? ¿O
inventarnos una democracia bajo las consignas de Patria, Socialismo o
Muerte? ¿Renunciamos al progreso de cada individuo? O, más bien la
premisa sería plantearse el beneficio de todos los latinoamericanos,
el progreso como avance, no como retroceso ni como expropiación.
Existen países que se han planteado sistemas de gobierno socialistas
con economías de libre mercado, como es el caso de Francia, Alemania,
España, Chile, Brasil, Uruguay, entre otros. Y, de lo que he visto
y vivido, les va bien. Claro, ningún sistema es perfecto, pero tienen
la libertad y la creatividad suficiente como para abastecer al libre
mercado y, al mismo tiempo, han creado las políticas adecuadas como
para servir, de igual manera, a todos los ciudadanos.
Tienen la estabilidad suficiente como para tentar a la inversión
extranjera y liquidez de sobra como para invertir fuera de sus
territorios. Tienen una economía de mercado y brindan servicios
públicos gratuitos. Y de esta manera los hemos visto crecer como
referentes regionales. ¿Es eso malo? ¿Son ellos traidores por
lograr, o por intentar, servir mejor a sus ciudadanos? ¿Son ellos
enemigos del pueblo por negociar con el capitalismo mejores condiciones
para su gente?
Las injusticias son infames en uno u otro sistema. Los abusos del poder
son perversos tanto en la derecha como en la izquierda. Las dictaduras
son las mismas en cualquier parte de la escala ideológica.
Permítame que le reitere mi respeto y mi admiración Comandante. No
puedo negar que usted es un icono político y un héroe, así como
considero que lo es el Che Guevara. Sin embargo, sé también que los
héroes, afortunadamente, se equivocan y es por ello que me he
permitido escribirle esta pequeña carta con la ambiciosa pretensión
de que me ayude a reflexionar sobre estos temas.
Mis mejores deseos para el nuevo año, de parte de una ciudadana
ecuatoriana.
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Del Comercio de Ecuador 1-17-07
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Adriana wrote:
_Tu carta me gustó Maria Elena, solo el final y algunos conceptos
vertido a éste sanguinario dictador y a su cómplice, un enfermo, un
loco asesino como era mi compatriota el Che Guevara..., hasta alli
habias dicho solo verdades, pero la cerraste con una gran mentira y eso
desmereció un poco el contenido de la misma y te hace aparecer como
una persona con buenas intenciones pero muy desubicada y peor
informada... Pero en fin, se deja leer.
Me gustaria saber por qué tu concepto de lo que debe ser un HÉROE,
es tan pobre ?...Disculpame, no podes llamar Héroe a un criminal
dictador que ha sido y es el ser más despreciado del mundo...Claro,
eso no le quitará fama al igual que a Hitler...NADIE LO OLVIDARÁ !!
Adios y Feliiz Año