Linuxero
2018-08-06 18:28:05 UTC
A ver si con eso que le dicen populismo se desmembra ese club.
https://elpais.com/politica/2018/08/05/actualidad/1533483791_780721.htm
l
España
El drama de la inmigración
El riesgo populista en España por la tensión migratoria pone en
alerta a
Bruselas
El calentamiento del debate, fomentado por la nueva dirección del PP
y
Ciudadanos, preocupa en la Comisión Europea
1552
Migrantes a bordo del barco Open Arms, ayer en el Mediterráneo
central.
Ampliar foto
Migrantes a bordo del barco Open Arms, ayer en el Mediterráneo
central.
JUAN MEDINA REUTERS
Bernardo de Miguel
Bruselas 6 AGO 2018 - 06:58 CEST
IN ENGLISH
Andalusia, Catalonia want fairer distribution of migrant minors
in
Spain
El repentino calentamiento del debate sobre migración en España,
fomentado sobre todo por la nueva dirección del Partido Popular y por
Ciudadanos, ha disparado las alarmas en la sede de la Comisión
Europea.
Un escalofrío recorre de arriba abajo el edificio Berlaymont ante la
posibilidad de que otro socio de la UE caiga presa de un discurso
populista muy difícil de apagar una vez que se propaga. En estos
momentos, no nos podemos permitir perder a España, apunta un alto
cargo
comunitario ante la corriente populista, todavía muy tibia, que agita
ciertas aguas conservadoras españolas.
MÁS INFORMACIÓN
El riesgo populista en España por la tensión migratoria pone en
alerta a Bruselas
Casado insiste en que España no puede afrontar la llegada de
millones de africanos
El riesgo populista en España por la tensión migratoria pone en
alerta a Bruselas
Rivera se suma a la ofensiva del PP sobre la inmigración
La misma fuente recuerda la fragilidad actual de la UE, con un eje
franco-alemán renqueante y socios de la talla de Italia, Holanda,
Polonia o Hungría con Gobiernos titubeantes sobre el proyecto o
abiertamente discrepantes. Todo ello unido a la primera escisión del
club en 60 años de historia, con la salida del Reino Unido prevista
para
marzo de 2019.
En la coyuntura actual, España, por su peso demográfico y económico,
es
una pieza fundamental para dar fuerza al bloque europeísta, reconoce
una fuente comunitaria, que confía en que el debate migratorio se
calme
y desaparezca de la agenda política española más inmediata.
Las primeras luces rojas en Bruselas se encendieron el pasado 29 de
julio, cuando el nuevo presidente del PP, Pablo Casado, tuiteó: No
es
posible que haya papeles para todos, ni es sostenible un estado de
bienestar que pueda absorber a los millones de africanos que quieren
venir a Europa,
El tuit se interpretó como el primer síntoma de que el PP pretendía
convertir la migración en uno de los ejes centrales de su oposición
al
Gobierno de Pedro Sánchez. Una estrategia que Ciudadanos ha mostrado
que
puede secundar. Desde el Aquarius ha habido un giro del líder del PP
para transformar la cuestión migratoria en una crisis, señala Sergio
Carrera, investigador del CEPS, un instituto de estudios con sede en
Bruselas. Carrera considera que la respuesta del Gobierno español ha
sido correcta, poniendo las cifras en perspectiva y mostrando que no
estamos ante una crisis.
Pero las instituciones comunitarias prefieren prevenir. Y Bruselas
inició de inmediato una contraofensiva para intentar demostrar que
España no está sola ante el problema. Objetivo: evitar que partidos
políticos del bloque central se contagien de una narrativa alarmista
que
alimente una deriva de la opinión pública hacia posiciones extremas.
Si seguimos a los populistas, si adoptamos su lenguaje, los
ciudadanos
terminaran votando por la versión original, advirtió el viernes a EL
PAÍS, el comisario europeo de Migración, Dimitris Avramopoulous, solo
unas horas antes de llegar a Madrid. Los partidos tradicionales
deben
defender su terreno y seguir siendo leales a sus principios, pedía
el
comisario, miembro de Nueva Democracia que, como el PP de Casado,
forma
parte del Partido Popular Europeo.
Los discursos incendiarios ya han arrastrado a buena parte del
electorado en Francia, Holanda o Dinamarca y partidos con tendencias
abiertamente xenófobas o ultranacionalistas ya se sientan en los
Gobiernos de Italia, Austria o Finlandia. Dentro del PPE anidan ya
formaciones que se desmarcan de la corriente principal y abogan por
tesis hasta ahora defendidas solo por la extrema derecha.
La península ibérica se ha mantenido hasta ahora prácticamente inmune
a
los movimientos xenófobos y ultranacionalistas que campan a sus
anchas
por gran parte de Europa. Pero las primeras chispas han saltado en
España tras el desplazamiento de las rutas migratorias en los últimos
18
meses hacia las costas españolas del Mediterráneo.
Bruselas intenta contener el contagio y el viernes Avramopoulos
aterrizaba en la capital española con palabras de solidaridad y un
nuevo
cheque, de tres millones de euros, que eleva a 30 millones de euros
la
ayuda de emergencia para política migratoria concedida a España en un
solo mes. La visita del comisario dejaba la incógnita sobre la
efectividad de una inyección de dinero y buenas palabras que en
Italia
no bastó para evitar la llegada al poder de un partido
ultranacionalista
como Liga.
A tiempo todavía
Algunos comentaristas y analistas han valorado el polémico tuit de
Casado como el inicio de un giro del PP español hacia las posiciones
de
Matteo Salvini, el ministro italiano del Interior y líder de Liga que
ha
prohibido la entrada en puerto a los barcos con emigrantes rescatados
en
el mar Mediterráneo.
Fuentes comunitarias y analistas en Bruselas no perciben una deriva
tan
radical en el principal partido conservador de España y confían en
que
acompase su estrategia a las corrientes moderadas que dominan el PP
europeo.
Los analistas también apuntan al tradicional europeísmo de la opinión
pública española, vacunada contra tentaciones autoritarias por tener
muy
reciente la dictadura franquista. Pero hasta los más optimistas
reconocen que esa vacuna es temporal y pierde fuerza con el paso de
los
años, sobre todo, si la opinión pública percibe que los problemas
europeos se han enquistado y solo se pueden atajar con soluciones
nacionales, por precarias o fallidas que sean. Pasó en Italia. En
Hungría. En Austria. Y Bruselas quiere evitar que pase en España.
¿Problema real o ficticio?
La inmigración pasó a ser una de las principales preocupaciones de
los
europeos a partir de 2014, según el centro de estudios de la Comisión
Europea (EPSC), y desde entonces ha influido en procesos electorales
en
Alemania, Francia, Holanda, Austria o República Checa, así como en el
referéndum sobre el Brexit. El EPSC recuerda, a pesar de la
percepción
general, los flujos migratorios a nivel mundial se mantienen estables
desde 1991 y en la actualidad rondan los siete millones de personas
anuales, cifra similar a la de hace 20 años. Pero el fenómeno
presenta
en Europa características que pueden alentar la sensación de
invasión.
Por un lado, coincide con un crecimiento natural muy bajo en la mayor
parte de la UE e, incluso, negativo en 2018 en 13 de los 28 países
del club.
Europa, además, se ha convertido en el principal destino de las
personas
desplazadas como consecuencia de conflictos armados o dramas
humanitarios, cuyo número ha pasado de 28,8 millones de personas en
2012
a 40,3 millones en 2016. Entre 2014 y 2016, los países de la Unión
tramitaron el 48% de las 6,7 millones de peticiones de asilo a nivel
mundial, según los datos recogidos por el EPSC. La mayor oleada,
consecuencia de la guerra de Siria, llevó a Europa más de un millón y
medio de personas, con los varones entre 18 y 36 años como grupo
ampliamente mayoritario, lo que también levantó suspicacias en
ciertos
países. La concentración también ha influido, con gran parte de los
emigrantes dirigiéndose hacia las grandes ciudades. Pero quizá uno de
los elementos más explotados por ciertos grupos políticos sea el
apuntado por el EPSC: "persiste la percepción de que la migración
está
pobremente gestionada". Una percepción que sí parece más real que
ficticia a la luz de las sucesivas y frustradas tentativas de la UE
de
desarrollar una política común de inmigración y asilo.
https://elpais.com/politica/2018/08/05/actualidad/1533483791_780721.htm
l
España
El drama de la inmigración
El riesgo populista en España por la tensión migratoria pone en
alerta a
Bruselas
El calentamiento del debate, fomentado por la nueva dirección del PP
y
Ciudadanos, preocupa en la Comisión Europea
1552
Migrantes a bordo del barco Open Arms, ayer en el Mediterráneo
central.
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Migrantes a bordo del barco Open Arms, ayer en el Mediterráneo
central.
JUAN MEDINA REUTERS
Bernardo de Miguel
Bruselas 6 AGO 2018 - 06:58 CEST
IN ENGLISH
Andalusia, Catalonia want fairer distribution of migrant minors
in
Spain
El repentino calentamiento del debate sobre migración en España,
fomentado sobre todo por la nueva dirección del Partido Popular y por
Ciudadanos, ha disparado las alarmas en la sede de la Comisión
Europea.
Un escalofrío recorre de arriba abajo el edificio Berlaymont ante la
posibilidad de que otro socio de la UE caiga presa de un discurso
populista muy difícil de apagar una vez que se propaga. En estos
momentos, no nos podemos permitir perder a España, apunta un alto
cargo
comunitario ante la corriente populista, todavía muy tibia, que agita
ciertas aguas conservadoras españolas.
MÁS INFORMACIÓN
El riesgo populista en España por la tensión migratoria pone en
alerta a Bruselas
Casado insiste en que España no puede afrontar la llegada de
millones de africanos
El riesgo populista en España por la tensión migratoria pone en
alerta a Bruselas
Rivera se suma a la ofensiva del PP sobre la inmigración
La misma fuente recuerda la fragilidad actual de la UE, con un eje
franco-alemán renqueante y socios de la talla de Italia, Holanda,
Polonia o Hungría con Gobiernos titubeantes sobre el proyecto o
abiertamente discrepantes. Todo ello unido a la primera escisión del
club en 60 años de historia, con la salida del Reino Unido prevista
para
marzo de 2019.
En la coyuntura actual, España, por su peso demográfico y económico,
es
una pieza fundamental para dar fuerza al bloque europeísta, reconoce
una fuente comunitaria, que confía en que el debate migratorio se
calme
y desaparezca de la agenda política española más inmediata.
Las primeras luces rojas en Bruselas se encendieron el pasado 29 de
julio, cuando el nuevo presidente del PP, Pablo Casado, tuiteó: No
es
posible que haya papeles para todos, ni es sostenible un estado de
bienestar que pueda absorber a los millones de africanos que quieren
venir a Europa,
El tuit se interpretó como el primer síntoma de que el PP pretendía
convertir la migración en uno de los ejes centrales de su oposición
al
Gobierno de Pedro Sánchez. Una estrategia que Ciudadanos ha mostrado
que
puede secundar. Desde el Aquarius ha habido un giro del líder del PP
para transformar la cuestión migratoria en una crisis, señala Sergio
Carrera, investigador del CEPS, un instituto de estudios con sede en
Bruselas. Carrera considera que la respuesta del Gobierno español ha
sido correcta, poniendo las cifras en perspectiva y mostrando que no
estamos ante una crisis.
Pero las instituciones comunitarias prefieren prevenir. Y Bruselas
inició de inmediato una contraofensiva para intentar demostrar que
España no está sola ante el problema. Objetivo: evitar que partidos
políticos del bloque central se contagien de una narrativa alarmista
que
alimente una deriva de la opinión pública hacia posiciones extremas.
Si seguimos a los populistas, si adoptamos su lenguaje, los
ciudadanos
terminaran votando por la versión original, advirtió el viernes a EL
PAÍS, el comisario europeo de Migración, Dimitris Avramopoulous, solo
unas horas antes de llegar a Madrid. Los partidos tradicionales
deben
defender su terreno y seguir siendo leales a sus principios, pedía
el
comisario, miembro de Nueva Democracia que, como el PP de Casado,
forma
parte del Partido Popular Europeo.
Los discursos incendiarios ya han arrastrado a buena parte del
electorado en Francia, Holanda o Dinamarca y partidos con tendencias
abiertamente xenófobas o ultranacionalistas ya se sientan en los
Gobiernos de Italia, Austria o Finlandia. Dentro del PPE anidan ya
formaciones que se desmarcan de la corriente principal y abogan por
tesis hasta ahora defendidas solo por la extrema derecha.
La península ibérica se ha mantenido hasta ahora prácticamente inmune
a
los movimientos xenófobos y ultranacionalistas que campan a sus
anchas
por gran parte de Europa. Pero las primeras chispas han saltado en
España tras el desplazamiento de las rutas migratorias en los últimos
18
meses hacia las costas españolas del Mediterráneo.
Bruselas intenta contener el contagio y el viernes Avramopoulos
aterrizaba en la capital española con palabras de solidaridad y un
nuevo
cheque, de tres millones de euros, que eleva a 30 millones de euros
la
ayuda de emergencia para política migratoria concedida a España en un
solo mes. La visita del comisario dejaba la incógnita sobre la
efectividad de una inyección de dinero y buenas palabras que en
Italia
no bastó para evitar la llegada al poder de un partido
ultranacionalista
como Liga.
A tiempo todavía
Algunos comentaristas y analistas han valorado el polémico tuit de
Casado como el inicio de un giro del PP español hacia las posiciones
de
Matteo Salvini, el ministro italiano del Interior y líder de Liga que
ha
prohibido la entrada en puerto a los barcos con emigrantes rescatados
en
el mar Mediterráneo.
Fuentes comunitarias y analistas en Bruselas no perciben una deriva
tan
radical en el principal partido conservador de España y confían en
que
acompase su estrategia a las corrientes moderadas que dominan el PP
europeo.
Los analistas también apuntan al tradicional europeísmo de la opinión
pública española, vacunada contra tentaciones autoritarias por tener
muy
reciente la dictadura franquista. Pero hasta los más optimistas
reconocen que esa vacuna es temporal y pierde fuerza con el paso de
los
años, sobre todo, si la opinión pública percibe que los problemas
europeos se han enquistado y solo se pueden atajar con soluciones
nacionales, por precarias o fallidas que sean. Pasó en Italia. En
Hungría. En Austria. Y Bruselas quiere evitar que pase en España.
¿Problema real o ficticio?
La inmigración pasó a ser una de las principales preocupaciones de
los
europeos a partir de 2014, según el centro de estudios de la Comisión
Europea (EPSC), y desde entonces ha influido en procesos electorales
en
Alemania, Francia, Holanda, Austria o República Checa, así como en el
referéndum sobre el Brexit. El EPSC recuerda, a pesar de la
percepción
general, los flujos migratorios a nivel mundial se mantienen estables
desde 1991 y en la actualidad rondan los siete millones de personas
anuales, cifra similar a la de hace 20 años. Pero el fenómeno
presenta
en Europa características que pueden alentar la sensación de
invasión.
Por un lado, coincide con un crecimiento natural muy bajo en la mayor
parte de la UE e, incluso, negativo en 2018 en 13 de los 28 países
del club.
Europa, además, se ha convertido en el principal destino de las
personas
desplazadas como consecuencia de conflictos armados o dramas
humanitarios, cuyo número ha pasado de 28,8 millones de personas en
2012
a 40,3 millones en 2016. Entre 2014 y 2016, los países de la Unión
tramitaron el 48% de las 6,7 millones de peticiones de asilo a nivel
mundial, según los datos recogidos por el EPSC. La mayor oleada,
consecuencia de la guerra de Siria, llevó a Europa más de un millón y
medio de personas, con los varones entre 18 y 36 años como grupo
ampliamente mayoritario, lo que también levantó suspicacias en
ciertos
países. La concentración también ha influido, con gran parte de los
emigrantes dirigiéndose hacia las grandes ciudades. Pero quizá uno de
los elementos más explotados por ciertos grupos políticos sea el
apuntado por el EPSC: "persiste la percepción de que la migración
está
pobremente gestionada". Una percepción que sí parece más real que
ficticia a la luz de las sucesivas y frustradas tentativas de la UE
de
desarrollar una política común de inmigración y asilo.